miércoles, 20 de agosto de 2014

Sin rostro

¿Alguna vez han tenido la sensación de que algo malo va a pasar? Conoces gente nueva, te diviertes en la cena y un poco de cerveza y te invitan a su casa para pasar un mejor rato. Claro, eso me pasó hace poco, más bien nos paso a mi novio y a mi.
Fuimos a un festival sobre la cultura japonesa, comimos sushi y platillos tradicionales. Unos cuántos regalitos para la familia. Mi novio tiene la costumbre de hacerse amigo de cualquiera, habla y habla y al final los engancha. Eso sucedió, conoció a una joven pareja de japoneses que venían a intercambiar aspectos culturales entre nuestro país y el suyo. Los invitamos a cenar a un lugar cercano y tomando cervezas, el ambiente se volvió ameno y divertido. Al final de la noche, nuestros amigos nos invitaron a su casa en Kyoto, cosa que a mi me emocionó. A mi novio no tanto porque al parecer le da miedo salir de viaje en avión, pero convencerlo con una noche fue suficiente.
La semana siguiente llegamos al aeropuerto y ahí estaba el esposo, todo sonriente y agitando la mano con frenesí. Tal vez éramos sus primeros amigos extranjeros, no lo sé. Simplemente agarró nuestras maletas y nos llevo al modesto edificio de departamentos donde vivían.
Mi novio estaba algo temeroso, pensamos al unísono que estos japoneses estaban locos y solo buscaban presas para sus extraños fetiches, pero un error grande al ver la casa y los tratos de la esposa y de su pequeño hijo de 4 años. Nunca juzgar a un libro por su portada, esto lo pensamos por tantas ideas erroneas sobre los japoneses y su particular forma de vivir
La chica nos sirvió sake, nos trajo pequeños bocadillos hechos a mano y además nos invitaron a una noche de karaoke. Todo maravilloso, por mencionar de más que tenían 3 encantadores gatos gordos a los cuales estuve pegada todo el tiempo. Al día siguiente, el esposo tenía que llevar al pequeño a la escuela, fué tan divertido ver al pringado corriendo con su mochilita de un oso de color amarillo con su lonchera en la otra mano. Se despidio de su mamá y de nosotros, claro nos veía con cierto desdén porque le habíamos quitado la atención de sus padres. Sólo se reverenció y salió de la mano de su padre, antes de que el esposo saliera por completo la joven le había comentado que uno de sus gatos había desaparecido, no era gato era una gatita preñada que se llamaba Yuki.
La joven estaba preocupada sobremanera porque la gata estaba a poco de dar a luz. Nosotros como nos encantan los gatos, le dijimos que los ayudariamos a buscarla.
Nos contó la historia del felino quien llegó de la nada al edificio y la gente se encariñó con ella, el dueño o el cuidador del edificio se encargó por completo del animal, pero siempre se escapaba, al final se quedó en la casa de la joven familia.
 La esposa salió con nosotros y nos explicó que el cuidador nos iba a alcanzar, así que la búsqueda comenzó. El edificio era de unos 5 pisos o más, no los conté y tampoco pregunté, no había elevador así que subimos las escaleras de a poco hasta llegar al último piso.
En si los pasillos de un complejo de departamentos son oscuros y fríos e incluso daban la sensación de que un fantasma llegaría por nuestras almas. Pero, el último piso era el peor de todos.
Si alguna vez han sentido esa sensación de pesadez, esa sensación de un aire caliente, húmedo e incómodo que te despierta el estado de alerta, ésa sensación percibiamos al estar en el pasillo. El piso era pegajoso, nuestros zapatos se pegaban y hacían la caminata cada vez más difícil y desesperante. Los pasillos estaban llenos de muebles viejos, el polvo se respiraba en el ambiente. Parecía una escena de abandono fugaz.
Agarrada de la mano de mi novio, caminamos con dificultad al último departamento que tenía la puerta abierta, adentro estaba oscuro y las ventanas estaba tapadas con cartones. Yo me quedé afuera porque el cuidador iba a alcanzarnos, así que me quede sola en el pasillo mientras veía que mi novio entraba al departamento oscuro. Las otras puertas de los departamentos estaba abiertas pero la luz del Sol les daba de lleno, pero el brillo era poco alentador.
El aire se sentía cada vez más pesado y mi cuerpo parecía flotar en el aire. El miedo comenzó a indundarme y le grité a mi novio de que se apurara, el contestó que no que aun le faltaban habitaciones por revisar.
Me alivié un poco al escuchar su voz, pero parecía cada vez más lejana. Mi cuerpo temblaba, el aire húmedo me impedía respirar con normalidad. Cerré mis ojos y me tallé la frente para reaccionar un poco. Levanté la vista y al ver a una de las puertas abiertas, observé un escritorio de oficina con una mujer sentada frente a éste, me quedé analizando la escena. La mujer me daba la espalda y solo podía observar parte de su cabello negro, su traje sastre y el movimiento del cuerpo. Pero, lo más importante de todo es que eso no estaba ahí antes, apareció de la nada al igual que la mujer que al parecer escribía en una computadora, el teclado sonaba con ira y con fastidio. El click del mouse se esuchaba más fuerte, escuché que algo caía, me volteé con miedo a donde escuché el ruido. Mi novio movia los muebles viejos para ver si la gata se escondía detrás, grité que se apurara.
Pero, ésa sensación. El pánico hinchaba mi pecho, quería salir corriendo a gritos del pasillo, pero mi cuerpo estaba inherte. El aire cálido y húmedo, se puso frío y pesado. Regresé la mirada donde miré el escritorio, aun estaba la mujer escribiendo algo en la computadora. El tecleo era cada vez más fuerte. Sabía que algo andaba mal, sabía que sino saliamos de ahí algo malo nos pasaría. Pero, por más que quería que mi cuerpo se moviera, éste no reaccionaba.

De pronto escuche una voz a lo lejos, era mi novio gritando, reaccioné y agucé el oido para escuchar mejor:
-¡¡Mamá!! ¿Qué haces aquí?- ¿Mamá? Si ella esta muy, muy lejos de aquí.-¡¡Vámonos!! Te llevaremos a casa.
Eso último heló mi sangre. ¿Sacarla? ¿Llevarla a casa? Sentía que mi corazón explotaba del miedo, tanto eran las palpitaciones que los podía escuchar. Algo más había sucedido, sí. La mujer del escritorio había dejado de escribir. Escuché sus tacones caminando de un lado a otro, me di a la idea de que movía papeles, ya que se escuchaban las hojas. Escuché otros pasos, voltee a ver quien venía. Mi novio caminaba agarrando algo, ¿qué agarraba? ¿qué demonios estaba sacando de la habitación?
Otro sonido. Era la silla de la mujer. Se había sentado de nuevo, voltee a verla y me dió la impresión que me observaba. Vi su cuerpo de frente, su blusón de flores se movia al igual que su cabello negro. Parecía sostener algo en su mano derecha, un... ¿Un teléfono?
Aun escuchaba a mi novio discutir con aquéllo que iba a sacar de la habitación, por un momento pense que era Yuki, la gata se rehusaba a dejar su escondite. Lo medité por uno segundos pero el estaba de pie como jalando a una persona.
Miré de nuevo a donde la mujer estaba, ahora yacía sentada de frente viendome fijamente. Pero, algo estaba mal. Sentía su mirada fría y penetrable helarme todo hasta lo más profundo de mi ser. Pero sabía que habia algo extraño en su rostro, sé que por la luz que entraba las sombras se veían borrosas y sin forma, pero... Su rostro. No tenía rostro.
Al darme cuenta ella se levantó de manera mecánica y camino de un lado a otro, acercándose cada vez más a la puerta y hacia donde yo me encontraba.
Lloré del pavor, y grité como histérica. Mi novio alarmado llegó corriendo a verme:
-¡¡Tenemos que salir de aquí!! -le grité.
-Pero, mi mamá esta aquí y no podemos dejarla sola...
-¡¡Al demonio con tu mamá, "eso" ahí viene!!-le dije señalando a la puerta donde estaba el ser sin rostro.
-Yo no veo nada, mujer... ¡¡Cálmate de una buena vez!!-me reclamó. Sé que abrí los ojos como platos, porque sé lo que vi. Aun escuchaba los tacones acercandose al pasillo con una lentitud espectral. En mi histeria intenté mover mi cuerpo, pero no podía. Seguía llorando como desesperada mientras jalaba a mi novio que aun en su terquedad quería sacar a su "mamá" del lugar.
-Oigan, ustedes dos... -ésa voz. La joven esposa junto con el cuidador llegaron. El hombre viejo movió los muebles viejos para hacernos pasar.
Por fin moví mi cuerpo, por fin jale a mi novio y lo empujé hacía donde los recién llegados estaban.
Escuchamos un alarido a nuestras espaldas, digo escuchamos porque mi novio saltó ante el sonido penetrante. El grito de una mujer, el grito de la mujer sin rostro:
-¡¡AYÚDAME!! ¡¡SÁCAME DE AQUÍ!!
Sé que corrimos con todas nuestras fuerzas, mientras escuchábamos el griterio del ser quien se acercaba a nosotros a una velocidad escalofriante. Las mismas palabras las repetía una y otra vez hasta que el cuidador cerró la puerto con fuerza. ¿Había una puerta en ese pasillo?

Los cuatro nos veíamos con miedo, sé que no estaba loca. Ellos también la vieron y la escucharon. Al otro lado de la puerta escuchamos un golpe en seco y una voz lastimera:

-Sáquenme de aquí. ¿Por qué estoy encerrada? ¿Qué hice para merecerme esto?

Y el silencio sepulcral se hizo presente. Ni nuestras respiraciones se escuchaban. ¿Quién era? o ¿Qué era eso? Ni el mismo cuidador lo sabía. La mujer sin rostro se quedará ahi por quien sabe cuánto tiempo más.


Ah, ¿y la gatita yuki? Estaba durmiendo en la cama del hijo de la pareja.

sábado, 9 de agosto de 2014

La casa de juguetes en Francia

Se dice que en una provincia rural en Francia yace una casa enorme que pertenecía a una familia humilde que vivía de la siembra y de la crianza de animales. Era una familia de 8 personas, la mamá, el papá y los 6 hijos, todos trabajaban en la tierra. Las 2 niñas cuidaban a los animales y ayudaban a la mamá en los quehaceres de la casa. Los chicos ayudaban al papá con las tareas pesadas que consistían en quitar el estiércol, arar el campo y recoger los frutos de la tierra.
Era una familia que vivía tranquila en su gran terreno, la mayor parte del tiempo lo gastaban en la planta baja y en el exterior de la casa. La casa era tan grande que los niños dormían abajo junto con los padres.
La planta alta de la casa estaba deshabitada, ¿Por qué? Porque estaba repleta de juguetes. Carritos de madera, osos de felpa, muñecas de trapo y también las muñecas de porcelana. Todas las habitaciones de la planta alta llenas de juguetes. Era un lugar poco acogedor ya que era el dominio de los pequeños juguetes. La primera vez que llegaron a la casa los niños se emocionaron por ver tanto juguete, jugaban casi todos los días, la mamá que estaba esperando a otros de los hermanos estaba tranquila porque sabía donde estaban sus niños.
Un día la mamá salió por los huevos que habían puesto las gallinas, dejó a cargo al hermano mayor que en ése momento tenía unos 15 años de edad. Los más pequeños jugaban inquietos mientras el hermano los observaba desde una de las habitaciones. El jovencito era un gran dibujante así que se la pasaba haciendo paisajes, retratos de sus hermanos, de sus padres y de los animales. Soñaba con ser un gran artista cuando tuviese la mayoría de edad.
Algo llamó su atención, sus hermanos se habían quedado callados. La casa se llenó de ese extraño e incómodo silencio, el chico se levantó algo inquieto.
¿Qué había pasado?- se preguntó el chico mientras caminaba por los pasillos de la casa. Aún se sentía ese incómodo y desagradable silencio, algo estaba mal. Llegó a lo que era la habitación principal de la casa, los hermanitos estaban reunidos alrededor de la cama que estaba cubierta por una sábana de seda hecha jirones por los años. Pero, encima del colchón a donde miraban los pequeños, estaba vacío.
El joven desconcertado se acercó lentamente, momento en que los niños se voltearon poco a poco dirigiendo su mirada al joven. Un escalofrío le recorrió, no entendía porque siendo que a quienes veía eran sus hermanitos. Los niños lo observaban en silencio con aquella mirada fría, una mirada que carecía de emociones evidentes.
¿Qué están haciendo?- preguntó el joven acercándose - Quedaron callados de pronto, ¿ha pasado algo? ¿Dónde esta mamá? 
El zumbido del silencio. Era raro ya que deberían escucharse los sonidos de los animales. Las vacas mugiendo, las gallinas cacareando o inclusive y más importante, a la mamá moviendo los platos y preparando el desayuno. Pero, era el silencio quien reinaba.
El jovencito sintió miedo de pronto, algo lo hacía estremecerse haciendo que sus rodillas temblaran como gelatina. Su cuerpo quedó frío cuando vio como los niños se levantaban poco a poco, aun sin hacer un ruido, el frufrú de sus ropas se escuchaba levemente mientras caminaban poco a poco al joven. Su cuerpo quedo inmóvil, no podía moverse.
Su instinto de supervivencia quedo tirado en la basura, no pudo ni gritar. Pasos atrás de él lo hicieron saltar, volteó violentamente. Ahí estaba una de las pequeñas, sonriendo alegremente:
¡Aquí estas! El desayuno esta listo. Mamá te estuvo gritando pero como no contestabas te vine a buscar - la pequeña lo observo con preocupación¿Estás bien? ¿Pasa algo? 
Marie... - lloriqueo el mayor ¿Todo el tiempo estuvieron abajo? 
Sí, ¿por qué?
 El joven cayó de golpe al suelo llorando desesperadamente. La pequeña asustada gritó por su madre quien con mucho esfuerzo siendo que la panza le estorbaba y era pesada, llegó lo más rápido que pudo. Vio al hijo mayor llorando como un bebé tapándose los ojos, la mamá lo abrazo en acto inmediato:
Frederik... ¡Frederik! ¿Qué ha pasado? ¡Calma mi niño, aquí estoy!
Los gritos del joven hicieron que sus demás hermanos subiesen corriendo a ver lo que pasaba. Sus gritos llamaron la atención del padre quien limpiaba los establos. De qué manera gritaba el joven para que el padre lo escuchase:
¡¡Ellie!! ¿Qué ha pasado? ¿Qué es todo este alboroto? - exclamó el hombre corpulento con furia - ¿Qué ha pasado con Frederik?
No lo sé. De pronto empezó a llorar y gritar como loco - el joven se empezó a calmar, aun gimoteando vio a su madre con miedo -¿Qué pasa? 
Madre...- logró hablar el chico -¿Qué hay enfrente de la cama?
 La mujer levantó la mirada y miro con cierta ternura a los muñecos que yacían rodeando la cama, con las cabezas mirando hacia el colchón.
James estuvo haciendo un teatro para los muñecos. ¿Eso te ha asustado? - la mujer se rió levemente mientras el joven se sentaba con rapidez - Nos asustaste, niño... 
Ha Frederik le dan miedo las muñecas... - dijo burlonamente uno de los pequeños, pero el padre lo calló con un golpe en la cabeza. 
¡¡A tu padre también le dan miedo las muñecas!! Respeta a tus mayores, Marco - el niño veía con cierto desdén al padre mientras se acariciaba donde había recibido el golpe.
El joven se puso de pie algo avergonzado por tremenda rabieta que había hecho. Le pidió disculpas a sus padres, mientras los hermanitos lo veían con cierta burla, siendo que Frederik era el mayor y verlo llorar así, destrozó la imagen que los niños tenían de él. El padre los aprendió prohibiendo que volvieran a subir al piso de arriba. Como pudo, el hombre bloqueo las escaleras con escombro y madera, prácticamente para los niños esa subida era imposible de pasar.

¿Qué razón tuvo? Nadie lo sabe, porque la familia desapareció de un día a otro, los habitantes del pueblo más cercano fue buscarlos porque eran con los que comerciaban ya que eran los prolíficos de toda la zona. Al llegar a la casa, las personas se asustaron sobremanera, ya que la vieron completamente derruida como si 100 años le hubieran pasado encima, los animales estaban vivos y sanos, realizaron llevárselos a su pueblo y así aprovecharlos.
Algunos curiosos así como el policía de la región investigaron el lugar; Por dentro la casa estaba intacta. Las cosas que usaba la familia estaba intactas, al parecer quedó marcada por el tiempo la escena del desayuno, los platos limpios con los cubiertos encima y otros a los lados. Los vasos de leche de los chicos estaban desacomodados como si ellos acabasen de terminarse el líquido que había dentro. 
Los policías de esa época caminaban lentos y temerosos, al parecer el silencio sepulcral del lugar fue interrumpido por pisadas que se escucharon en la parte de arriba. Al buscar las escaleras se percataron que la subida estaba bloqueada, muebles madera y uno que otro clavo puesto de manera rudimentaria. Al parecer la familia desesperada, busco de todas las maneras posibles impedir la subida al otro piso.
Con mucho esfuerzo lo quitaron, y subieron las escaleras que estaban bastante sucias y descuidadas en comparación al resto de la casa. Al llegar al pasillo observaron que había muchos juguetes regados por todas partes, carritos de madera puestos como un caminito. Los ositos de felpa vestidos y sentados para una fiesta de té con unas tasitas de porcelana acomodadas listas para dicho juego. Las muñecas de trapo estaban puestas en unas cunas de juguete, con unas mamilas de madera listas para dormir. Una escena típica de una casa llena de niños, pero había un cuarto que estaba cerrado con llave, oscurecía de sobremanera el pasillo así que los policías entraron como se pudo a la habitación.
La cama con la sábana hecha girones dejaba ver a una muñeca de porcelana, vestida exquisitamente como se podía en aquélla época, su sombrero estaba algo empolvado, su carita blanca estaba limpia un hecho raro ya que los demás juguetes estaban polvorientos y sucios. Sentada viendo hacia la puerta les llamó la atención, abajo en el suelo había unos muñequitos de madera acomodados hacia dónde la muñequita estaba. En el suelo, papeles y papeles arrugados mostraban dibujos hechos con líneas temblorosas, mostraban a dicha muñequita sentada. Era la misma escena todo el tiempo. Pero algo cambió.

Quienes entraron salieron corriendo del lugar, los hombres que para ése tiempo debían mantener la cordura pidieron de la manera más amable que un sacerdote exorcizara el lugar y que lo cuidara.
 ¿Por qué? Quién sabe. Desde entonces la casa ha estado abandonada. Se dice que algunos aventureros entraron a dicha casa y jamás los volvieron a ver.
¿Qué hay ahí? ¿Qué pasó?
Acompañame a visitar la casa, tal vez seamos los únicos en salir vivos.